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Cerrando un hermoso capítulo en mi vida... La Lactancia!!!

Hoy puedo decir que he cerrado un hermoso, fascinante, lleno de retos e increíble capítulo con EXITO... llamado LACTANCIA.

Un proceso hermoso, un ciclo que es mucho más que dar la teta. Es apego, es sincronización, es dar amor, recibir gratitud y sobre todo es aprender hablar con los sentidos, conversar con una mirada, con una caricia. Dar la teta para muchos es perder el pudor, pasar trabajo, es rebeldía... Pues si, es un poco de todo eso. Pero tu proceso es tan grande como el espacio. Es un viaje de libertad donde mides todos tus límites, donde conoces tu grado de paciencia, donde no te puedes engañar y define tu personalidad.

¿Qué es natural? Se supone, pero para la sociedad se ha convertido en un estilo de vida no aceptado por muchos. Que pena, de verdad que me da mucha pena que sea así. A lo largo de mi caminar he encontrado a muchas madres frustradas, madres que querían dar más, pero les falto valor. Por que este reto escogido por muchas depende de tu grado de afrontar el cuco... la sociedad.

Para mi no fue fácil, pase por todo proceso que pueda existir...
 
Perdí un bebé, pase por una lactancia interrumpida con mucho dolor. Por que faltaba lo esencial, el bebé. Pasé por el dolor más intenso del mundo cuando mis pechos se llenaron y no existía el único instrumento de alivio. Un dolor físico y emocional increíble. Donde escuche de todo, pero nada parecía funcionar. Quizás por que esperé ese momento con ansias y no se dio. Pero lo superé, no me pregunten como, encontré ese modo de parar en seco ese proceso tan doloroso.

Para mi segundo bebé fue otra historia. Para mí un proceso sin descanso, un proceso de descubrimiento. Donde aprendí cosas fascinantes de mi cuerpo, pero también un proceso físicamente agotador. Pero también fue enriquecedor. Dios me regaló un bebé hermoso, pero también BIEN comelón.
¿Qué si pase por momentos donde me quería rendir? Oh si, muchos. Pero mis ganas y mis deseos fueron más fuertes que eso. Muchos dirán que mi entorno me ayudo, que conté con apoyo familiar. Pues saben qué, para nada que fue así. Mi familia me miraban muchas veces con tristeza en sus caras. Muchas veces, pero muchas, me dijeron que parara. Que tenía que descansar, que me iba a desgastar. Que no era malo si daba formula. Pero mis ganas nuevamente,eran mayor que eso y llego un momento en el que se rindieron y solo miraban y comentaban en voz baja. Yo sabía lo que pensaban pero no me importaba. Era mi bebé, fue mi embarazo, es mi futuro y sobre todo es mi responsabilidad el darle lo mejor.
¿Qué si me sangraban los pezones? Oh si, y lo mucho que duele. Pero no paré, me informé. Fui a grupos de apoyo, hacía llamadas y buscaba información. Mi chico no me dejaba descansar, no dejaba que me recuperara. Me dolieron mucho, mucho, y lloré mucho también. Pero no paré.   
Me dio hongo, lo que le llaman cándida, pero eso no me detuvo. Fui al doctor y hasta antibióticos tuve que tomar. El dolor de este hongo es increíble. Te da un ardor y una picazón infinita. Pero nuevamente salí de eso y seguí adelante.
Mi chico subía de peso a razón de una libra por semana. Así que podrán imaginarse lo mucho que comía. Sin mentirles comía cada 15 minutos. Lo peor era en la noche, donde miles de veces lloraba y me invadían las ganas de renunciar. Donde mi agotamiento me vencía. Me quedaba literalmente dormida de pié y mis ojeras eran tan obscuras como la noche. Pero esto no pudo conmigo, yo estaba decidida.   
Pasaban los meses y se me hacia difícil el tener que continuar mi ritual para que otros, incluyendo familias, no se sintieran mal al sacarme la teta para darle de comer a mi pequeño glotón. Hasta que llegó el momento que dije basta. Es mi bebé y es mi proceso. Busque la forma de no exponerme tanto, pero tampoco iba a sufrir yo y mi bebé por el qué dirán. Y continué con mi proceso.
Hasta que quede embarazada nuevamente y mi proceso se vio afectado.
Pero terminó con éxito y satisfacción luego de 20 meses de una aventura fascinante. Increíblemente llena de aventura y mucho conocimiento tanto mío como de mi chico.

Llegó el segundo...
Un nuevo reto completamente distinto. Mi chico tan pronto salió cayó en intensivo. O sea, un proceso de lactancia completamente diferente.
Entonces comienzo a extraerme la leche y para mi desilusión solo veía una gota, como mucho. Todo un proceso y tiempo de extracción para solo una gota que ni se veía. Pero saben qué, no me rendí y así mismo llevaba la bolsita con una gota de leche que literalmente no se veía. Me desilusioné no sabes como. Pero nuevamente busqué ayuda y entendí el porqué una sola gota. Y entonces perseveré y poco a poco iba aumentando a dos, tres gotas.
Para este proceso no sentía lo que le llaman la "bajada de la leche" y se convirtió en una nueva frustración. Y entonces tomé de todo para que llegara. Sin éxito, así que esperé el momento de pegármelo a la teta. Por que no fue hasta después de 7 días que se me dio el tan esperado momento. Como olvidarlo, un momento lleno de emociones. Entonces mi bebé fue progresando. Sí, así como lo leen. Gracias a ese apego mi bebé salió tres días después. 
Pero antes de que saliera surgió un nuevo contratiempo. Me quedé atrás en la producción. Mi bebé demandaba más de lo que yo estaba extrayendo. Pues si no lo saben la maquina solo extrae el 40%, aproximadamente, de la leche que produces. Y tuve que autorizar la formula una sola vez, una sola toma. Total frustración, pero tuve que hacerlo para ponerme al día con la demanda y lo logré, volví a estar al día.
Con este chico me dio nuevamente el hongo cándida, esta vez nos dio a ambos. Tanto bebé como yo lo teníamos y fue un nuevo reto. Por que para poder combatirlo hace falta remedios y hasta una dieta bien estricta. Con todo y eso volvió a surgir como dos veces más. Pero juntos lo sobrepasamos y salimos adelante.
Así que mi proceso no fue fácil y todos fueron diferentes. Pero lo logramos, luego de 32 meses cerramos ese capítulo fascinante llamado LACTANCIA.

Donde lo disfrute hasta la última gota. Así que terminé satisfecha y con una alegría inmensa de saber que lo logré. Que me probé como mujer, me encontré con mis límites y expectativas y las sobrepasé. Rete a mi paciencia y mi amor triunfó una vez más.      




"La lactancia materna es un modo apasionante de vivir mi lado femenino y experimentar mi condición de mamífera." -Imma, madre de tres hijos.


Con esta hermosa frase concluyo el resumen de mi más gratificante reto. Que comenzó como tal, pero terminó en un camino grandioso. Donde descubrí lo perfecta que somos y el lazo tan rico que se crea con tus hijos. Donde nuevamente Dios me confirma que la mujer es un mundo de aventuras, lleno de perfectos instrumentos de vida. Dar la teta es mucho más que dar el mejor alimento, es recibir la mejor satisfacción que puedas experimentar.    
Y claro, no puedo culminar sin antes darle las gracias a mi equipo de trabajo, mi esposo. Quien respeto mi decisión y me apoyo en cada paso.

¿Qué si ha valido la pena?





En esta semana cumplo mis 32 años de edad y me puse a analizar mi vida...

 
Saben qué?
Hace apenas siete años aproximadamente mis sueños eran otros. Me imaginé que a mis 32 iba a ser una profesional, vivir en New York, tener un apartamento en un rascacielos, un carro deportivo y soltera...

Si hubiese tenido la posibilidad de haber visto en ese momento algunas imagines de mi futuro, quizá me hubiese desilusionado. Pues no soy una profesional, no vivo en New York y mucho menos tengo un apartamento en un rascacielos y... no soy para nada soltera.

Sí tengo estudios profesionales, pero soy ama de casa... si, AMA DE CASA y no soy millonaria. Pero saben qué, soy una mujer bendecida. Tengo una hermosa familia, un esposo maravilloso y unos hijos increíbles. Y vuelvo y repito, no soy millonaria. Que si trabajo estaríamos mejor económicamente?, claro que si.


No renuncié a mis sueños, los modifiqué. El ser profesional todavía forma parte de ellos, y luego de cuatro años fuera del ambiente laboral, he decidido buscar trabajo. Aunque parece que ese espacio de tiempo me ha dado varios problemas para encontrarlo. Y me frustra, si.


Pero el otro día viendo a mis chicos reír juntos, jugar juntos, bañarse juntos; acordarme que los alimente de mi, que vi sus primeras sonrisas, estuve presente cuando dijeron sus primeras palabras y vi cuando dieron sus primeros pasos... me acordé que en estos cuatro años he sido una mujer privilegiada, una madre envidiable.    


"Profesionalmente me tengo que poner al día, pero como madre me enorgullece decir que hasta ahora he hecho un buen trabajo."



Me siento orgullosa de mi, de mis 32 años vivido. De lo que he hecho en mi camino y de las experiencias que me he atrevido a vivir. De los riesgos tomados y de los retos que acepté. Aún queda mucho por vivir y muchas metas que alcanzar, pero si van a ser igual de excitantes, quiero decirle al destino que estoy ready, que estoy preparada para vivir otros muchos años más. Y por sobre todas las cosas, GRACIAS A DIOS POR TODO, por que fue él quien me puso aquí y ahora. El que me ha dado las herramientas para respirar y seguir respirando. Todo se lo debo a él.


¿Qué si ha valido la pena? Cada año, cada día, cada hora, cada segundo de mi vida ha valido la pena respirar... ha valido la pena vivirla. Y ahora vale mucho más, por que no solo vivo para mí, sino también para dos personitas maravillosas... mis hijos. 



Y como dice mi pequeño hombresito:
                                                         



                                                              UP TO THE SKY!!!